Guitarra flamenca de concierto, modernidad y aceptación popular
Foto: Paco Manzano.
Las sentencias cuadran bien en el mundo flamenco. A su paso por la Suma Flamenca, en los Teatros del Canal, el tuborreactor de la sonanta Gerardo Núñez dejó caer esta sentencia: “La música contemporánea española es hoy la guitarra flamenca de concierto”. Yo apoyo la moción. Esto sucedió en la segunda jornada de la Suma, que había comenzado un día antes con el espectáculo “Yesqueros”, del grandísimo guitarrista Pepe Habichuela. Yesqueros es la plaza de Granada donde anidó la familia Habichuela. Y la yesca es eso que sirve para dar lumbre. Mucha lumbre en el concierto de Pepe Habichuela.
Con la yesca encendida en la mano, Pepe Habichuela comenzó su concierto tocando a lo profundo en solitario. Pepe -hombre de palabras justas- es tan paradigma de la jondura que dijo así: “Vamos a hacer una seguiriya aquí con el Bandolero. Aquí, para estar tranquilitos”. La proposición tenía su miguita de ironista, porque si unimos el dramatismo de Pepe en el toque por seguiriyas con el control remoto de los truenos en las percusiones de Bandolero, la tranquilidad es un sueño imposible. Metidos ya en la sabrosura habichuelense, Pepe anunció a sus siguiente acompañantes: “Me voy a tomar una cervecita y van a salir…” Al punto y sobre la marcha, rectificó Pepe para seguir con el orden previsto: “¿Me puedo equivocar, o no?” Y quien salió fue Montse Cortes a cantar de maravilla la Vidalita de Marchena filtrada por el alambique de Enrique Morente:
“Tristes
estilos de amor
la vieja sonanta gime
y una pena negra oprime
la garganta del cantor.”
Esa fuerza, esa tensión en el bordoneo, la limpieza de la melodía y ese doliente o dulce buen gusto de Pepe Habichuela, tocaor tocado por la gracia, te abduce en la región de lo serio, también en los estilos festeros. Heredera de esa magia es la guitarra de su hijo Josemi Carmona, que sin dejar de ser flamenco, tiene permeabilidad con otras músicas hermanas o vecinas, como el jazz, la copla o la cosa latina. Hicieron un tema insignia, “Granaína de la tía Marina Habichuela”, que me desencadenó en la cabeza un fenómeno cuántico porque escucho el contrabajo de Javier Colina embridando esta hermosísima pieza y haciendo cantar sin palabras a las cuerdas del contrabajo esa añeja melodía: “Será por tu mal vivir…”
Pero al mismo tiempo que suena esa belleza, en mi cabeza también creo escuchar al ausente Enrique con una granaína para mí ya mítica, que pone música al esplendor de unos versos de Francisco García Lorca (hermano de Federico), que se los dio a Morente escritos a mano en un modesto papelito:
“Y
de pronto no estaba
El pájaro en la rama
Y de pronto no estaba
El árbol en silencio
Pero de pronto el viento
La tarde está en mis hombros
Y de pronto yo solo
Un pájaro en el viento
Me trae tu recuerdo...”
Los Habichuela son una larga y jonda dinastía de encastados guitarristas, pero la cercanía con el cante creador de Enrique Morente hace que la música resuene como un todo, aunque nos falte la voz del genio de Granada.
Foto: Paco Manzano.
“Guitarra desnuda” se llama el espectáculo creado por el jerezano Gerardo Núñez (guitarrista con atómicos superpoderes) junto con cinco imponentes compañeros en la sonanta: Álvaro Martinete (Granada), Rycardo Moreno (Lebrija), Bolita de Jerez, Jerónimo Maya (Madrid) y Canito (Barcelona). Aparte de su flamenco genuino y de las aventuras mestizas con el jazz y las músicas del mundo, Gerardo Núñez es un titán como intérprete, y también un entrañable apóstol de la guitarra flamenca. Su guitarra es políglota: se entendió con desaparecidos mitos de flamenco de ley como Terremoto, Paquera de Jerez o Indio Gitano o se pone mano a mano con jazzistas rompedores, como el alemán Eberhard Weber, el neoyorkino John Pattitucci, el panameño Danilo Pérez o el armenio Arto Tunçboyacıyan.
Gerardo y Carmen Cortés (bailaora y esposa del jerezano) tienen en Sanlúcar de Barrameda una pujante escuela de guitarra flamenca, baile, cante y percusión. En 2003, Gerardo impulsó una aventura similar a la de ahora, como fueron el disco y el espectáculo “The New School Of Flamenco Guitar / La Nueva Escuela de la Guitarra Flamenca”. Veinte años después, los guitarristas lanzados por la catapulta de Gerardo son otros. Cada uno tiene una personalidad potente y curtida, con un palmito singular e imponente. Las guitarras flamencas -siempre y cuando los músicos quieran- tienen la virtud de charlar unas con otras sin que haya problema. Es más, si los músicos se comprenden bien, la música llega a sitios inauditos.
Los nuevos amigos que se ha buscado Gerardo están curtidos en el acompañamiento para el cante y el baile, y todos son improvisadores natos, con lenguaje propio. Cada uno tiene su aquel y su ángel, pero todos son buenos conversadores y monologuistas de la guitarra. La dinámica de alternar los toques en solitario con dúos funciona con una sucesión secuencias musicales cargadas de intensidad. El concierto “Guitarra desnuda” defiende la tesis de que la guitarra flamenca está en un punto álgido de vitalidad. El primero que salió a escena fue Gerardo, que con su toque prometeico tiró del hilo con la rondeña y la farruca en una especie de suite acogedora, torrencial e íntima. La paradoja es que en Gerardo Núñez coinciden sin artificio alguno, con enorme potencia expresiva, la intimidad y la pegada extrovertida. La sucesión de compañeros de faena fue congruente: todos eran magníficos, aplomados, virtuosos de técnica y espíritu. Todos excluyen cualquier tipo de efectismo. Un espectáculo que es a la vez fiesta de la vivacidad y clase magistral. Y los cinco tipos elegidos por Gerardo coincidían también en el punto pinturero.
Foto: María Guerra
La música clásica del maestro Isaac Albéniz (Comprodón, Gerona, 1860/ Cambo-les-Bains, Francia, 1909) se aviene bien con el flamenco. El concierto cumbre “Albéniz Flamenco”, de José María Gallardo y Miguel Ángel Cortes, es una feliz prueba de ello. Explicó Gallardo que Albéniz, además de virtuoso pianista, era un buen conocedor del flamenco y un buen guitarrista a nivel aficionado y que solía componer con la guitarra. Y eso hace que sus composiciones se puedan trasladar al flamenco con soltura genuina.
José María Gallardo es un brillante peso pesado en la guitarra clásica de concierto, mientras que Miguel Ángel Cortés es un guitarrista flamenco dotado de una musicalidad potente, con mucha elegancia. Ha sido tocaor para una kilométrica nómina de figuras del cante: suya es la furiosa guitarra flamenca que suena en la sublime pieza “Omega”, de Enrique Morente con Lagartija Nick. Gallardo y Cortés, que ya colaboraron con noble acierto en el disco “Lo Cortés no quita lo Gallardo”, se entienden a la perfección. Lo que hacen con las composiciones de Álbeniz te vuela la cabeza, llevando la música a cuatro manos al límite de la intensidad. Ese gusto tan flamenco por el riesgo se derrama en su forma de interpretar, tan locamente consciente. De su lado tienen la belleza de lo difícil.
Recordemos que Albéniz fue un incansable viajero, que inventó su música por toda la geografía española, fijándose en lo que le daba el folklore y muy especialmente la música andaluza y el flamenco. Las composiciones del suntuoso disco “Albéniz Flamenco” se transmutan en vivo en un tour de force que te levanta de la butaca. Siguiendo los pasos del disco, en el concierto se reviven las piezas maestras de Isaac Albéniz: “Asturias”, “Torre Bermeja”, “Rumores de la Caleta”, “Granada”, “Sevilla”, “Mallorca”, “Granada”, “Córdoba” y “Cádiz”. Disco y concierto incluyen la muy sentida composición de José María Gallardo “Epitafio a Isaac Albéniz”, inspirada en el soneto homónimo de Federico García Lorca tras el fallecimiento prematuro del gran compositor gerundense. En atención a la relevancia, lo transcribo:
"Esta
piedra que vemos levantada
sobre hierbas de muerte y barro oscuro
guarda lira de sombra, sol maduro,
urna de canto sola y derramada.
Desde la sal de Cádiz a Granada,
que erige en agua su perpetuo muro,
en caballo andaluz de acento duro
tu sombra gime por la luz dorada.
¡Oh dulce muerto de pequeña mano!
¡Oh música y bondad entretejida!
¡Oh pupila de azor, corazón sano!
Duerme cielo sin fin, nieve tendida.
Sueña invierno de lumbre, gris verano.
¡Duerme en olvido de tu vieja vida!"
Al interpretar el tema “Granada”, Miguel Ángel Cortés explicó, que siendo él granadino, en vez de tocarlo por bulerías, lo iba a tocar por tangos de Graná. De despedida, en los muy solicitadísimos bises, rescataron un tema del álbum “Lo Cortés no quita lo Gallardo”: “Adagio Flamenco + Aire de la Cueva”. Y ahí sentenció Gallardo: “La guitarra clásica y la guitarra flamenca están condenadas a quererse y abrazarse”. Ante los tres espectáculos reseñados con la guitarra y sus tocaores como protagonistas, el público madrileño ha respondido de forma unánime, puesto en pie y partiéndose las manos. ¡Plas, plas, plas…!
15 de octubre, Teatros del Canal, Sala Verde. Madrid
Espectáculo: “Yesqueros”
Pepe Habichuela, guitarra en concierto |
Josémi Carmona, guitarra flamenca |
Bandolero, percusión |
Javier Colina, contrabajo |
Montse Cortés, cantaora invitada |
16 de octubre, Teatros del Canal, Sala Verde. Madrid
Espectáculo: “Guitarra desnuda”
Gerardo Núñez, guitarrista de Jerez |
Rycardo Moreno, guitarrista de Lebrija (Sevilla) |
Bolita de Jerez, guitarrista de Jerez |
Jerónimo Maya, guitarrista de Madrid |
Canito, guitarrista de Barcelona |
Álvaro Martinete, guitarrista de Granada |
18 de octubre, Teatro de la Abadía. Madrid
Espectáculo: “Albéniz Flamenco”
José Mª Gallardo, guitarra clásica |
Miguel Á. Cortés, guitarra flamenca |
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