"Faustino Cordón. El biólogo insumiso", nueva presentación el próximo viernes de este libro que presumo magnífico y revelador.

 


 

La España perdedora y perdida,  quebrada, sometida y negada, fue reivindicada el martes pasado  en la figura del gran biólogo, pensador y pintor Faustino Cordón (Madrid, 1909 - 1999). El primer  acto de presentación de este libro fue muy emocionante e inspirador, con las autoras Elvira de Miguel y Elena Cordón, además del editor Manuel Blanco Chivite. Quedé hipnotizado por una intervención de encanto deslumbrante y conocimiento contagioso a cargo del catedrático de la ciencia Francisco Javier Ordóñez Rodríguez. Tuvo lugar el lunes pasado en la histórica Residencia de Estudiantes de Madrid, que a día de hoy sigue encapsulada y como rehén de ese CSIC que la tiene cercada. Ese CSIC fue creado por el franquismo y puesto a las órdenes del OPUS precisamente para acabar con la tradición de la cultura y la ciencia en la República, tradición humanista, laica y libre. Me cayó encima al entrar en las instalaciones una agobiante melancolía al verificar que la Victoria se ha cronificado de manera pestilente. Ni Transición ni leches. Esto sigue siendo un país monstruoso.

Veo que la Wikipedia recupera las infames palabras de   José Ibáñez Martín, fundador y primer presidente del CSIC en  su discurso inaugural: 

"Queremos una ciencia católica. Liquidamos, por tanto, en esta hora, todas las herejías científicas que secaron y agostaron los cauces de nuestra genialidad nacional y nos sumieron en la atonía y la decadencia. [...] Nuestra ciencia actual, en conexión con la que en los siglos pasados nos definió como nación y como imperio, quiere ser ante todo católica."

https://www.publico.es/politica/faustino-cordon-cientifico-insumiso-franquismo-margino-transicion-olvido.html#md=modulo-portada-bloque:section;mm=mobile-medium

Comentarios

  1. Recuerdo con cariño, los estudios que hicimos los alumnos de la Cátedra de Elementos de Composición, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, recién asumida por Dn Antonio Fernández Alba. Yo milité en un grupo dedicado al estudio teórico de análisis arquitectónico, y entre otros edificios que analizamos, histórica y técnicamente utilizando los elementos que la lingüística grafica nos proporcionaba entonces,(año1970 creo) los del conjunto del CSIC, pabellón de la primaria, instituto Ramiro de Maeztu, e iglesia del Espíritu Santo. Todo ello robado a la perseguida Institución Libre de Enseñanza. Me llamó la atención que el salón dónde se realizaban en sus días de esplendor, los encuentros culturales de las mejores mentes del país, se había convertido en un reclinatorio de beatas del extremo del barrio de Salamanca. Del pabellón de la primaria recuerdo que cada aula (con higiénica ventilación cruzada, y fachada acristalada) había sido suprimido el uso de original de huerto destinado a la "educación agrícola" de los niños. Los potentes voladizos diseñados y construidos por D. Eduardo Torroja se habían mantenido firmes a las bombas y al deterioro intelectual, y seguían proporcionando sombra a los nuevos hijos del barrio Salamanquino. El nuevo instituto y la residencia aguantaron bien los usos y funciones de los nuevos habitantes posguerreros. Una transición decente habría recuperado a la Institución que solo conocí como asociación de antiguos alumnos, y le habría devuelto su Patrimonio tanto Material, como Intelectual. Apliquesé la reflexión.

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